Sunday, June 7, 2009

Ixen (Fuego) Capitulo I

Capítulo I

“Historia del Fuego”

Fuego… Combustible para la vida y la salvación. No invento del hombre, un descubrimiento del mismo en los momentos más arcaicos existentes, y siempre cruzó por mi cabeza la pregunta de “¿Qué es lo que habrán pensado cuando conocieron el fuego?” y siempre he deliberado que creyeron que los dioses enviaron ese elemento tan vital en forma de magia para que ellos pudieran así evolucionar y seguir avanzando. En tiempos actuales el fuego es utilizado de más de una forma, ya sea para alimento, para calentarnos en las crudas noches de un invierno triste, para hacer armas o forjar distintas defensas… Y quizás existan muchas formas más que aun no han sido descubiertas por el ser humano. Por el momento yo lo utilizo como combustible para poder crear lo que los dioses me dicen que cree, ya sea una poción o algún encantamiento, hasta quizás una escritura.

Luego cuando la pintura y el arte comenzaron a relacionarse con las sensaciones, el calor fue representado con el color rojo, rojo… eso siempre me recuerda al fuego, calor, energía y poder. En el momento en que mis ojos topan ese color me es casi imposible, si no totalmente imposible, no relacionarlo con mi esencia, y como no hacerlo, si mi propia apariencia esta encadenada a este color, sí, es particular, por esta misma razón en la ciudad o el mismo rey me llama “Bruja de cabellos de fuego”.

En mi tierra, especialmente en la urbe de Grestim, donde normalmente consigo pequeños materiales para poder complementarlos con mis posesiones y crear magia, no se está permitido hablar de la brujería. Desde que llego aquella religión de un solo dios todopoderoso la gente comenzó a temernos más y más, cada vez se alejaron de nuestras creencias, nos cazaron y destruyeron lentamente uno por uno con el elemento con el que mi existencia está relacionada. Si, el fuego también tiene el poder de destruir.

En estos momentos tengo conciencia de mi sola existencia como la única bruja que queda en este lugar, y con todos mis deseos, espero que haya mas como yo alrededor, pero para mí es difícil poder descubrirlo dado que el Rey Alexander, el señor de la ciudad de Grestim, me tiene encadenada a este bosque. Nunca debimos crear ese pacto yo y mis hermanas, y creo que ellas aun se arrepienten de ello, las puedo escuchar en la voz de los arboles cuando el viento corre entre sus hojas. Solo me queda rondar por estos bosques y esperar a las órdenes del Rey para crear alguna poción innecesaria y desobedecer a mis propios dioses en lo que de verdad es lo correcto y lo que nuca debería ser convocado. Aun no entiendo de todas formas por que el rey desea con tanto fervor liberar esa bestia que se encuentra debajo de la misma tierra que piso. Pero no es momento de preocuparme de ciertas cosas tan mundanas como los deseos del rey, algo mayor está comenzando a moverse en este bosque y mi inquietud ya casi no me deja entrar en sueño. Los dioses me han informado de algo de fuerzas gigantescas de lo cual me tengo que defender, pero hasta ahora he sabido que los caballeros de la orden de Dracul comenzaron a hacerse notar en el bosque, me pregunto por qué han decidido salir del suelo. Debo confesar que el miedo no es algo que normalmente corre por mi cuerpo, pero al ver a los caballeros no puedo evitar sentirlo, y ocultarme es mi tarea de día a día, no pueden saber de mi existencia o seguramente como dicen los dioses mi poder será absorbido y utilizado para sus propios beneficios, los cuales a su vez no son lo mejor para este mundo.

Cada día comienza como el anterior desde hace más de dos ciclos lunares, me despierto mucho más antes que el sol, y dado que el tiempo se siente eterno comienzo a calentar la mañana, es vital para mí conseguir los primeros rayos de sol y los últimos de cada día. Luego de romper el alba me oculto detrás del viento para no ser vista por nadie y me aseguro de permanecer el mayor tiempo posible dentro del lugar al que llamo hogar. Pero un suceso un tanto divertido ocurrió hace unos momentos atrás. Sentí la tierra estremecerse un poco bajo mis pies antes de que mi hogar desapareciera bajo la espada de un caballero de Dracul. Me pregunte un tanto desorbitada qué hacía un caballero bajo el sol de la tarde en tan perfecto estado, pero antes de buscar respuestas ya había sido empujada a ponerme de pie y ser cuestionada.

“¿Eres tú la bruja de fuego, Alevevia?” dijo firmemente el caballero.

“Depende de con quién tengo el gusto de hablar” respondí con una sonrisa un tanto cínica.

“No tengo tiempo para tus juegos, Lord Arkon, jefe de milicia la ciudad de Dacronia, requiere de tu ayuda en estos momentos” respondió el caballero con el mayor tono de solemnidad que he tenido el gusto de escuchar, pero pensé rápidamente y recordé que ayuda es una palabra muy extraña para que aun caballero de la orden de Dracul diga con tanta facilidad frente a una bruja, debe haber algún problema más grande de lo que creí.

“Llévame donde tu líder, mi curiosidad quiere saber por qué tengo el gusto de que un caballero de Dracul me mencione la palabra ‘ayuda’ con tanta libertad” dije rápidamente, con ansiedad y una mueca apareció en mi rostro.

Pude sentir la mirada molesta del caballero sobre mí, incluso si no podía ver sus ojos por el casco que llevaba puesto, pero cordial y extrañamente me sentó en el lomo de la criatura a la que cabalgaba y él se sentó frente a mí para guiar a la draconiana monstruosidad. Me pidió también de buena manera que me sujetara de él con fuerza, pero por la poca maldad que dicen que llevo dentro me aferre de él con más fuerza de la debida. Conozco a los caballeros y sé que no es de su agrado tener cerca a otra criatura mágica, especialmente si la criatura en cuestión tiene más fuerza que ellos.

Cuando ya era muy tarde comencé a sentir los efectos de la venenosa aura que emiten los caballeros de Dracul, que solo seres mágicos o relacionados con el mundo de los arcanos puede sentir. Para mí, como bruja y hechicera, el aura del caballero comenzó a desencadenar los distintos estados de las etapas del narcótico más rápido que a cualquier otra criatura. Si, es difícil aceptarlo, pero el veneno en la energía que rodea a los caballeros es una de mis más notorias debilidades, y gracias al viento que protege todos mis secretos, y a los casi trescientos años de distancia que las brujas han mantenido con los caballeros, ellos aun no se percatan de nuestras debilidades.

Trescientos años ya han pasado, un tiempo bastante largo, y solo cien desde la última vez que estuve con mis hermanos. La nostalgia comenzaba a inundar mi pecho lentamente mientras perdía rastro de mi conocimiento y una tenue brisa cálida recorrió mi rostro antes de caer en la inconsciencia.

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